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jueves, 2 de octubre de 2008

Tecnología de captura y almacenamiento de Co2


Hoy contamos con un artículo sobre una de las alternativas más viables para combatir el polémico fenómeno del cambio climático: la tecnología de captura y almacenamiento de Co2. La misma consiste en capturar el C02 generado en procesos industriales o en la generación de electricidad mediante fuentes de energía fósiles y "enterrarla" bajo tierra en lugares seguros (acuíferos salinos, minas de sal,...) o "disolverlo" en el océano a gran profundidad con nulos efectos contra el medio ambiente.
Sin más preámbulos os dejo con un artículo escrito por la especialista en Derecho de la Energía, Rosario Durontó Guardo del Despacho Cremades&Calvo-Sotelo Abogados, que trata sobre un proyecto pionero en Alemania sobre Captura y Almacenamiento de Co2. Espero que lo disfrutéis y os sea útil:
LA CAPTURA Y ALMACENAMIENTO DE CO2: LA NUEVA ERA DE LA SOCIEDAD INDUSTRIAL.

Sin duda, las tecnologías de captura y almacenamiento de CO2 en plantas energéticas, conocidas bajo las siglas CCS, por su denominación en inglés “carbon capture and storage”, son actualmente una atractiva solución a las emisiones de CO2. Especialmente, en el caso de las centrales eléctricas que usan combustibles fósiles como el carbón o el gas.

En este sentido, la Comisión Europea ha lanzado una convocatoria de licitación pública para desarrollar una red de proyectos piloto de las mencionadas tecnologías.

En el ámbito privado, ya disponemos de un proyecto pionero y revolucionario, puesto en marcha en el mes de Septiembre del corriente, por la empresa sueca Vattenfall en la pequeña ciudad de Schwarze Pumpe, al este de Alemania. Para construir la planta destinada a la captura y almacenamiento de CO2, la empresa ha invertido cerca de 70 millones de euros.
Este proyecto ha sido denominado por la propia empresa como “una nueva era de la sociedad industrial”. La planta piloto con captura y almacenamiento de CO2, ha sido construida junto a la central que durante años ha venido vertiendo al aire toneladas de humos sulfurosos por la quema de lignito. La misma se basa en la llamada tecnología de combustión oxifuel (oxigeno y material combustible).
Dicha tecnología se lleva a cabo inyectando oxígeno puro en las calderas y después de ponerlas a funcionar se introduce el carbón mineral (lignito). Es decir que el carbón se convierte en calor por medio de oxígeno puro como oxidante para producir principalmente vapor de agua y dióxido de carbono. De manera que en lugar de realizar la combustión con aire, se quema el combustible con oxígeno puro y unos gases de escape que recirculan. Con la descondensación de las emisiones residuales es posible separar el dióxido de carbono de los gases y, aplicando alta presión, convertirlo en material líquido. El objetivo es separar o "capturar" el dióxido de carbono generado durante este proceso, licuarlo y transportarlo a zonas de almacenamiento a cientos de metros bajo la superficie terrestre. Todo ello permite la producción de electricidad, a partir de la conversión del carbón, casi libre de emisiones de CO2, pues el dióxido de carbono licuado se transporta con camiones unos 250 Km. al noroeste, donde se inyectaran a 3.500 metros bajo tierra en una bolsa de gas vacía, en Altmark. El proyecto ideal establece que en el futuro el transporte se haga por gaseoductos hasta el subsuelo.
Si bien la planta piloto es pequeña, ya que genera unos 30 MW, Vattenfall sostiene que en 1000 años sólo saldrá a la superficie un porcentaje inferior al 1% del gas enterrado. Es por ello que los grandes consorcios energéticos alemanes, como RWE y EON, planean construir 25 nuevas centrales. La compañía va a realizar un programa inicial de prueba de tres años, y con la información obtenida aumentarán la producción hasta los 300-500 MW para 2015 y llegarán a los 1000 MW con una planta comercial poco más tarde del 2020. La planta estará funcionando durante 10 años, con lo que la empresa
Vattenfall espera obtener la experiencia necesaria, para a partir del 2020 explotar esta tecnología en centrales eléctricas en plena producción.

Cabe destacar, que el almacenamiento de CO2 puede ser en depósitos mineros no explotados, en acuíferos salinos profundos o en reservorios petroleros agotados. Esta última alternativa, los campos petroleros ya agotados, es una opción que comercialmente está siendo implementada en muchos lugares, en virtud de que el CO2 extraído es utilizado para inyectarlo y hacer posible la recuperación mejorada en los reservorios abandonados, posibilitando la extracción de más hidrocarburos. Aunque también el proyecto Sleipner, un yacimiento que se encuentra en el Mar del Norte, aproximadamente 250 kilómetros de Stavanger, Noruega y operado por la mayor compañía petrolera Noruega, Statoil, es el primer ejemplo comercial del almacenamiento de CO2 en un depósito acuífero salino profundo. Dicho yacimiento produce gas natural y condensado (petróleo liviano) a partir de las areniscas de Heimdal que se encuentran aproximadamente 2500m por debajo del nivel del mar.
El organismo internacional de energía calcula que para el año 2050 las tecnologías CCS podrían representar el 20% de las disminuciones de gases de efecto invernadero, pese a lo cual, Greenpeace se ha manifestado en contra de las mismas. Dicha organización sostiene que las emisiones de gases de efecto invernadero deben empezar a disminuir desde el 2015 y que esperar hasta el 2050 sería arriesgado. Asimismo se opone a la tecnología CCS por el derroche de energía utilizado en el proceso y por considerar que no está garantizado que el almacenamiento del CO2 sea seguro y permanente, argumentando que cualquier fuga puede afectar el aire, el agua subterránea y el suelo. Conviene señalar que las reservas de petróleo y gas agotados suelen ser las mejores características de almacenamiento disponibles. Aunque es cierto, que los múltiples agujeros y pozos taladrados para encontrar y extraer petróleo y gas aumentan el riesgo de fugas de almacenamiento.

Esta tecnología, a mi entender, debe verse como una buena solución a la contaminación del planeta y sus consecuencias en el cambio climático, al menos mientras la energía nuclear y las energías renovables no resuelvan el gran problema de lograr una inversión económica rentable y un suministro seguro, como lo es el carbón y el gas. Mientras se produce este proceso, al menos podremos saber con certeza si este proyecto es económicamente viable, si puede finalmente garantizarse el almacenamiento seguro de CO2 y si puede convertirse en una medida eficaz para mitigar el cambio climático.

1 comentario:

Emilio Manuel dijo...

Buenas tardes,

Discrepo bastante en cuanto a las posibilidades de esta tecnologia. Existen bastantes papeles y estudios que levantan serias dudas sobre la viabilidad tecnologica, la seguridad medioambiental y la amortizacion economica.

Uno de estos papeles procede de la Royal Academy of Engineering de Reino Unido declarando:

"Even the most optimistic proponent of CCS would not envisage any demonstration plant to be operational much before 2015, which would put wide-scale deployment as far away as 2020 or later after lessons from the pilot have been learned and digested."

"Unless there is a dramatic technological development, coal should be seen as the last resort, even with the promise of CCS. We are concerned that the Government is considering opening the door to a new era of coal-fired generation because it is the easy option, and one that generators will be only too willing to take. Such an approach is extremely dangerous both environmentally and economically when there is no certainty over when, or if, CCS will be commercially viable."

Aparte de estudios cientificos por parte de instituciones de investigacion criticando y poniendo en duda dicha tecnologia.

Supongo que con los más de 10.000M€ que va a invertir la Union europea a traves de subvenciones a proyectos (y pagaremos via impuestos) algo podran avanzar, aunque es una inversion que quizá seria mas conveniente invertir en otras tecnologias que estan demostrando ya su valía (sin contar en optimizar los sistemas de control de las redes electricas con objeto de hacerlas mas inteligentes).

Y desde el punto de vista de responsabilidades legales, en caso de escapes de CO2, ¿quien se hace responsable y en qué cuantía? ¿o el pago de la multa se reduce a una estimacion en funcion del precio de la tonelada de CO2 en el mercado de emisiones mas un porcentaje superior?...porque esas emisiones de CO2 tienen mayores implicaciones para el cambio climatico y sus impactos de lo que nos podemos pensar.

Creo que estais poniendo demasiada fe en lo que pueda decir una compañia dedicada al carbon cuya unica salida es el CCS ya que está destinada a cambiar de sector o de tecnologia.

Y otro punto que no tengo claro: si invertimos todo ese dinero en una tecnologia que tiene un futuro mas que incierto SOLO para poder seguir quemando carbón, ¿que excusa le ponemos a los chinos, indios, rusos, estadounidenses y demas que quieren seguir quemando carbon? ¿De verdad creeis que una tecnologia que va a tener unos costes tan altos (en caso de que salga adelante) va a estar accesible a todos los que quieren seguir quemando ese combustible fosil?

...creo que invertir esos 10.000M€ es una irresponsabilidad etica hacia el conjunto de la humanidad, solo para justificar el acceso a subvenciones faraonicas por parte de multinacionales y pagadas por toda la sociedad con un grado de exito minimo ya que disponemos de tecnologias renovables y de mejora de eficiencia energetica y de ahorro que podrian ser mas utiles y que, de hecho, YA existen en la actualidad.

Saludos